Una discusión sin medir las palabras que se escriben por WhatsApp, revisar el teléfono de la pareja sin permiso, dar muchos likes a fotos de otras personas y estar pegado de un celular, dejando de lado la relación, son conflictos comunes que podrían desatar violencia.
Un estudio que adelanta la Personería de Medellín sobre nuevas conflictividades en el hogar, muestra que las redes sociales aumentaron la violencia intrafamiliar. La razón radica en que los problemas ya no se solucionan cara a cara sino a través de teléfonos móviles y el uso excesivo de ese aparato despierta los celos de las parejas y distancia a los padres de los hijos.
Un estudio que adelanta la Personería de Medellín sobre nuevas conflictividades en el hogar, muestra que las redes sociales aumentaron la violencia intrafamiliar. La razón radica en que los problemas ya no se solucionan cara a cara sino a través de teléfonos móviles y el uso excesivo de ese aparato despierta los celos de las parejas y distancia a los padres de los hijos.
El personero de Medellín, Guillermo Durán, dijo que la violencia en los hogares se da por estas nuevas tecnologías que permiten descubrir informaciones que se relacionan con infidelidad. Eso enfada tanto al que reclama como a quien le invaden la privacidad.
El análisis del Ministerio Público revela que en muchas oportunidades, de manera clandestina, las personas buscan escudriñar el celular de su pareja, observar con detalle todas sus aplicaciones y conversaciones para saber qué comportamientos tiene en su vida cotidiana, lo que causa graves conflictos.
Precisamente, la especialista en Derecho de Familia, Nora Lucía Ortiz, explicó que cuando se percibe algo irregular en la relación, casi siempre él o ella esculca el celular de su pareja y así no haya nada significativo, hay una carga emocional, se lee con el sentimiento algo que no tiene trascendencia.
“En esta época es tan fácil decirles a los amigos te amo o te quiero por WhatsApp, y por una mala comunicación con la pareja, se desdibuja algo cotidiano. Es común que en las consultas uno de los dos diga que el otro se encierra en el baño a chatear o le presta más atención al celular que a mí”, contó la experta.
El análisis del Ministerio Público revela que en muchas oportunidades, de manera clandestina, las personas buscan escudriñar el celular de su pareja, observar con detalle todas sus aplicaciones y conversaciones para saber qué comportamientos tiene en su vida cotidiana, lo que causa graves conflictos.
Precisamente, la especialista en Derecho de Familia, Nora Lucía Ortiz, explicó que cuando se percibe algo irregular en la relación, casi siempre él o ella esculca el celular de su pareja y así no haya nada significativo, hay una carga emocional, se lee con el sentimiento algo que no tiene trascendencia.
“En esta época es tan fácil decirles a los amigos te amo o te quiero por WhatsApp, y por una mala comunicación con la pareja, se desdibuja algo cotidiano. Es común que en las consultas uno de los dos diga que el otro se encierra en el baño a chatear o le presta más atención al celular que a mí”, contó la experta.
En esta época es tan fácil decirles a los amigos te amo o te quiero por WhatsApp, y por una mala comunicación con la pareja, se desdibuja algo cotidiano.
El terapeuta familiar y de pareja, Carlos Santiago Cano, aseguró que las relaciones se van tornando menos directas, se hacen a través de aparatos electrónicos, y pasa lo del ‘teléfono roto’, entonces el mensaje que se quiere emitir no es fiel, hay problemas de interpretación y de comunicación.
El experto aseguró que la incomprensión es un ‘caldo de cultivo’ tremendo para los problemas. Por redes sociales es más fácil invalidar lo que otros dicen e irrespetar los distintos puntos de vista, simplemente porque no se mira a los ojos.
En una conversación a través de las redes, las personas creen que el otro no es nadie, es solo un perfil, entonces piensa que puede agredirlo, no se responsabiliza de nada de lo que dice y confunde la libertad de opinión con el maltrato y el irrespeto hacia el otro. Eso en la vida familiar tiene un efecto devastador porque si alguien le escribe un mensaje envenenado a un allegado y luego se lo encuentra en la casa, ambos podrían terminar a los golpes.
Cano explicó que hay relaciones tan frágiles que miden la infidelidad por los números de likes que la pareja les da a las fotos de otras personas. Por ejemplo, si un hombre le da menos likes a su esposa que a otras mujeres, ella cree que la atención está en otro lado y se siente traicionada. “Si una persona no confía en el otro y el contacto físico es poco, cualquier cosa que haga en lo virtual la pone a dudar. Si la relación fuera más sólida en lo humano y lo cotidiano, no habría tanta preocupación”, advirtió.
Mientras una persona dedique más tiempo a la pantalla, tiene menos vínculos reales. Es tóxico dedicarle más horas al celular que a la pareja porque da un mensaje de desinterés que se acumula, al final, hay distanciamiento afectivo, violencia y desamor.
El celular distancia a las familiasEl experto aseguró que la incomprensión es un ‘caldo de cultivo’ tremendo para los problemas. Por redes sociales es más fácil invalidar lo que otros dicen e irrespetar los distintos puntos de vista, simplemente porque no se mira a los ojos.
En una conversación a través de las redes, las personas creen que el otro no es nadie, es solo un perfil, entonces piensa que puede agredirlo, no se responsabiliza de nada de lo que dice y confunde la libertad de opinión con el maltrato y el irrespeto hacia el otro. Eso en la vida familiar tiene un efecto devastador porque si alguien le escribe un mensaje envenenado a un allegado y luego se lo encuentra en la casa, ambos podrían terminar a los golpes.
Cano explicó que hay relaciones tan frágiles que miden la infidelidad por los números de likes que la pareja les da a las fotos de otras personas. Por ejemplo, si un hombre le da menos likes a su esposa que a otras mujeres, ella cree que la atención está en otro lado y se siente traicionada. “Si una persona no confía en el otro y el contacto físico es poco, cualquier cosa que haga en lo virtual la pone a dudar. Si la relación fuera más sólida en lo humano y lo cotidiano, no habría tanta preocupación”, advirtió.
Mientras una persona dedique más tiempo a la pantalla, tiene menos vínculos reales. Es tóxico dedicarle más horas al celular que a la pareja porque da un mensaje de desinterés que se acumula, al final, hay distanciamiento afectivo, violencia y desamor.
La violencia conectada con redes sociales es un fenómeno que se agudiza en todas las relaciones y vínculos: la pareja, la familia, las amistades y compañeros de trabajo.
La especialista en Derecho de Familia explicó que las relaciones entre padres e hijos cada vez son más distantes por causa de las redes. Los padres les dan a sus niños un aparato electrónico para comunicarse con ellos, dejando a un lado el diálogo personal, dejan de escucharlos y de mirarlos a los ojos, factores importantísimos de la comunicación, que se hacen a un lado por las facilidades que da la tecnología.
Ortiz aseguró que esto es muy común en las familias disfuncionales, cuando los padres son separados optan por comunicarse por WhatsApp con sus hijos, lo que fractura la relación.
En los hogares funcionales, también está la familia de la de la foto, como se conoce a las que posan felices en Facebook y en Instagram, pero al interior del hogar todo es distinto. “Hoy es muy fácil mostrar una foto para simular unión, también, decir te amo por redes sociales, pero comprender el significado, acércarlo al corazón y hacerlo realidad es bastante complejo”, agregó Ortiz.
La especialista en Derecho de Familia explicó que las relaciones entre padres e hijos cada vez son más distantes por causa de las redes. Los padres les dan a sus niños un aparato electrónico para comunicarse con ellos, dejando a un lado el diálogo personal, dejan de escucharlos y de mirarlos a los ojos, factores importantísimos de la comunicación, que se hacen a un lado por las facilidades que da la tecnología.
Ortiz aseguró que esto es muy común en las familias disfuncionales, cuando los padres son separados optan por comunicarse por WhatsApp con sus hijos, lo que fractura la relación.
En los hogares funcionales, también está la familia de la de la foto, como se conoce a las que posan felices en Facebook y en Instagram, pero al interior del hogar todo es distinto. “Hoy es muy fácil mostrar una foto para simular unión, también, decir te amo por redes sociales, pero comprender el significado, acércarlo al corazón y hacerlo realidad es bastante complejo”, agregó Ortiz.
Las familias deben tener unos escenarios donde la comunicación no se limite a la red social sino que sea regida por pautas reales y tradicionales, pero cuando se comunica por chat, hay malinterpretación, discusiones virtuales e invalidación de comentarios y puntos de vista ajenos. Las familias sacan muy pocos espacios para el diálogo porque todo el tiempo hay un grupo de WhatsApp disponible para hablar, y cuando llegan a la casa, todo está agotado, no hay conversación.
El terapeuta de familia y pareja, Carlos Cano, dijo que “es necesario que las personas tengan confrontaciones, discusiones y temas de conversación pendientes cara a cara. Cada vez hay más necesidad de comunicarse, pero también hay más excusas y eso causa que los conflictos no se resuelvan de raíz sino que crezcan y se desate en una ira que se descarga cuando la persona está al frente”.
Por ello, el diálogo mirándose a los ojos fortalece las relaciones personales, facilita que haya un mensaje más fiel, más claro y mejores soluciones a los problemas, sin incurrir en violencia verbal ni física. Ese es el reto de la gente que vive en una cultura mediada por la tecnología.
El terapeuta de familia y pareja, Carlos Cano, dijo que “es necesario que las personas tengan confrontaciones, discusiones y temas de conversación pendientes cara a cara. Cada vez hay más necesidad de comunicarse, pero también hay más excusas y eso causa que los conflictos no se resuelvan de raíz sino que crezcan y se desate en una ira que se descarga cuando la persona está al frente”.
Por ello, el diálogo mirándose a los ojos fortalece las relaciones personales, facilita que haya un mensaje más fiel, más claro y mejores soluciones a los problemas, sin incurrir en violencia verbal ni física. Ese es el reto de la gente que vive en una cultura mediada por la tecnología.
Fuente: http://www.eltiempo.com
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